El oro ha pasado de una subida ordenada a una auténtica carrera. Después de romper con decisión el nivel de 4000 dólares por onza en octubre, el metal se encamina a uno de sus mejores años desde la década de 1970, con ganancias superiores al cincuenta por ciento solo en 2025. Las previsiones de bancos y encuestas del sector ya contemplan precios medios por encima de 4000 y máximos potenciales cerca de 5000 en los próximos doce a dieciocho meses.

Por qué este rally es diferente

Varios factores poderosos se han alineado. Los bancos centrales, sobre todo en mercados emergentes, compran oro casi a ritmo récord para diversificar reservas lejos del dólar estadounidense y protegerse frente a sanciones y choques políticos. Al mismo tiempo, los fondos cotizados y otros vehículos de inversión reciben fuertes entradas de capital mientras la preocupación por la deuda pública, los riesgos de nuevos cierres del gobierno de Estados Unidos y el frágil crecimiento mundial empujan a los inversores hacia activos refugio.

Los menores rendimientos reales y la expectativa de más recortes de tipos por parte de la Reserva Federal añaden otra capa de apoyo. Cuando el rendimiento ajustado por inflación de los bonos cae, el coste de oportunidad de mantener un metal sin cupón parece menos doloroso y el oro gana atractivo. Episodios de tensión en las acciones tecnológicas y el debate sobre una posible burbuja ligada a la inteligencia artificial también están impulsando rotaciones desde activos de riesgo hacia garantías tangibles.

Qué hace el dinero grande

Los sondeos recientes muestran que las instituciones ya no tratan el oro como un pequeño complemento táctico. Muchas carteras están aumentando de forma estructural la asignación al metal y algunos fondos soberanos incrementan sus tenencias físicas. Bancos que hace unos meses fijaban objetivos por debajo de 3500 ahora elevan sus previsiones para 2026 hacia la zona de 4800–5000, argumentando que la combinación de compras oficiales y búsqueda de cobertura puede mantener precios elevados incluso con una volatilidad alta.

Por qué importa para divisas y macro

Para los operadores de divisas y macro, el oro funciona como un termómetro de confianza en los activos de papel. Un rally fuerte y persistente suele ir acompañado de un dólar más débil, presión sobre monedas muy endeudadas y mayor interés por refugios como el franco suizo. Si el movimiento hacia 5000 continúa, podría intensificar la presión sobre países dependientes de financiación externa y al mismo tiempo apoyar a exportadores que se benefician de precios altos de materias primas y tipos de cambio más débiles.

Qué vigilar a partir de ahora

La gran duda es si el oro entra en una fase madura de ciclo alcista estructural o en la etapa final y especulativa de una burbuja. Si los próximos datos obligan a la Fed a frenar los recortes de tipos, parte del aire podría salir de la operación a corto plazo. En cambio, cualquier nuevo choque político, geopolítico o de crédito puede desatar otra ola de demanda en un mercado ya ajustado. Los operadores seguirán de cerca los flujos hacia ETF, las compras de bancos centrales y el comportamiento del dólar en torno a los datos clave para decidir si 5000 dólares por onza es la próxima parada razonable o solo una referencia psicológica antes de una corrección brusca.